No te rindas

 


No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
... Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
//Mario Benedetti//



Endorfinas

Nuestro antidepresivo natural

¿Que son y que importancia tienen en nuestra salud física y mental?, ¿ Como podemos generarlas?



Las endorfinas recompensan lo que es bueno para la salud, el bienestar y la armonía, o el mantenimiento de la especie: el amor, el sexo, la lactancia materna, comer. Es un sistema que premia la “creación de lazos” ya sean amorosos, amistosos, familiares o sociales.
Todo empezó con la investigación sobre las drogas, cuando se observó que el opio, la morfina o la heroína producían sus efectos tras encajar en unos receptores específicos en las células. Pero dado que el organismo no tiene receptores más que para lo que produce, un equipo de investigadores intuyó la existencia de sustancias internas similares a estas drogas. La investigación dió como fruto el descubrimiento de unas proteínas, las endorfinas (“endo-morfinas”), responsables de las sensaciones de bienestar, placidez, alegría, placer, ganas de vivir. Es el sustrato bioquímico de la “sal de la vida”.Se trata de un sistema de adaptación que amortigua el dolor: sin ellas un simple roce sería doloroso; por eso el ejercicio físico incrementa su producción. Pero también recompensa lo que es bueno para la salud, el bienestar y la armonía, o el mantenimiento de la especie: el amor, el sexo, la lactancia materna, comer. Es un sistema que premia la “creación de lazos” ya sean amorosos, amistosos, familiares o sociales. El contacto piel con piel aumenta su producción: es la base del “sana sanita” con las madres “curan” a sus niños. La sensación de euforia del enamoramiento o el estado de bienestar tras el orgasmo son ejemplos de un “pico” en la producción de endorfinas. A ellas se debe el placer que produce la contemplación de la belleza, el contacto con la naturaleza, la risa.El poder de la adicción a las drogas está relacionado con el mecanismo de regulación de las endorfinas: teniendo una estructura similar, si se encuentran en la sangre en altas concentraciones el organismo no necesita producirlas. Una vez pasado el efecto, el adicto tiene que buscar fuera lo que su cuerpo ha dejado transitoriamente de sintetizar: es el mono.Su potente influencia sobre el sistema inmunitario explica el efecto placebo, y ayuda a comprender por qué los estados depresivos favorecen las enfermedades. Los leucocitos son extremadamente sensibles a las endorfinas, para las cuales tienen receptores específicos. Las endorfinas aumentan la producción y eficacia de las células T killer, que mantienen a raya virus, bacterias y células cancerosas y también estimulan la síntesis de antioxidantes endógenos.Su secreción es continua, pero está sujeta a influencias. Se favorece por un estado mental relajado y receptivo, lo que se conoce como estado alfa, pero disminuye en estado beta: tenso y mentalmente activo. Esto explica por qué un estrés excesivo y mantenido no sólo impide disfrutar de la vida: también promueve la enfermedad. Pero la cualidad del estrés también es determinante, y en eso juega un papel importante la motivación. Hay mucha gente “enganchada” a las sensaciones que producen la combinación de adrenalina y endorfinas. Es el caso de los deportes de riesgo.Si analizamos bajo este punto de vista lo que sucede en el parto, resulta fácil comprender por qué se ha convertido en algo tan difícil. Lo que es vital para el mantenimiento de la especie es “premiado” por la naturaleza con un aumento en la producción de endorfinas. Por ser vital para la especie y además doloroso, el parto se acompaña de una marea endorfínica que amortigua y modifica la percepción del dolor, favorece la dilatación y prepara el vínculo con el recién nacido. Pero la producción tanto de endorfinas como de oxitocina (hormona conductora del parto) son fácilmente inhibidas por las hormonas del estrés. Y el estrés es inherente al parto hospitalario a causa de factores como la falta intimidad (que toda mamífera necesita para parir), la postura inmovilizada boca arriba, las prácticas de rutina o la posición subordinada de la parturienta dentro de la jerarquía hospitalaria.Estas “moléculas de la felicidad” constituyen pues un puente entre mente, emociones y cuerpo, y favorecen de un modo natural, inocuo, autónomo y muy barato los mecanismos internos de curación. También inciden en nuestra capacidad para disfrutar de la vida y afrontar con optimismo las vicisitudes diarias, con un efecto de “ida y vuelta”: el buen humor promueve la producción de endorfinas, y éstas a su vez promueven el buen humor. Es una auténtica botica de “medicina natural interna” cuyo estímulo, afortunadamente, depende en gran medida de cada uno.En nuestras manos queda, pues, la posibilidad de “automedicarnos”, sin temor a los efectos secundarios. ¿Qué estamos estresados, fatigados, faltos de motivación? ¿Qué a pesar de “tenerlo todo” estamos en estado de tensión y no conseguimos disfrutar de nada en especial? Puede ser que nuestras endorfinas estén bajo mínimos. Quizá sea el momento de parar y regalarnos un paseo en la naturaleza, un partido con los amigos, o quizá una cena romántica, ir a ver una comedia o salir a bailar. ¿Qué no es posible? Siempre nos queda disfrutar de un rato de juego con los niños, ver una película de risa, conversar, escuchar nuestra música favorita, darnos un baño caliente, hacer una sesión de yoga …





Pensar bien, sentirse bien



de Walter Riso (P2)




MALOS PENSAMIENTOS Los pensamientos son las conclusiones a las que llegas después de analizar y procesar los datos. Si estas deducciones son inexactas, distorsionadas o equivocadas, es probable que tu salud mental se afecte negativamente. La clave está en disminuir los pensamientos negativos o cambiarlos por otros más constructivos.Una variación del pesimismo es la "anticipación catastrófica",que consiste en adelantarse negativamente al futuro y esperar siempre lo peor. Aunque el pesimismo se asocia más a la depresión y la anticipación catastrófica a la ansiedad, ambos muestran el mismo estilo subyacente: Concentrarse más en lo malo, que en lo bueno. Pesimismo y estrés suelen ir de la mano.Recuerda que la profecía autorrealizada siempre está vigente. Si eres pesimista, las cosas no te saldrán bien porque tú mismo te encargarás de que sea así ¿Cuántas veces el pesimismo te ha impedido disfrutar con tranquilidad de un evento agradable? ¿Cuántas veces tus anticipaciones te han precipitado a una angustia innecesaria y sin fundamento? La próxima vez que encares alguna actividad placentera no lleves el salvavidas puesto ni el plan B activado. Los pesimistas no se ríen porque piensan que la alegría anticipada puede ser una forma de llamar a la desgracia.PENSAMIENTO DICOTÒMICO O DE EXTREMOSLa tendencia a utilizar un pensamiento del "todo o nada" genera muchos problemas. Ver el mundo en blanco y negro nos aleja de la moderación y de la paz interior porque la vida, por donde se mire, el mundo está compuesto de matices. El pensamiento dicotómico promueve un estilo cognitivo orientado a la critica destructiva y al perfeccionismo salvaje. Si sólo existe lo "bueno" o lo "malo" entonces no tengo otra opción: soy bueno o soy malo. La consecuencia de tal planteamiento es que la compasión o el perdón dejarían de existir, ya que no habría justificaciones, atenuantes, disculpas o segundas oportunidades. La crueldad casi siempre va de al mano de la inflexibilidad.Liliana era una mujer viuda, madre de tres hijos varones, la viudez había generado un sentido exacerbado de responsabilidad frente a la crianza, había establecido unos criterios educativos extremadamente estrictos y autoritarios, "mis hijos deben ser los mejores", "el mundo es difícil", "ellos deben ser capaces de ganar", "yo no soy de medias tintas" , cuando el menor de ellos un muchacho preadolescente, tímido e inseguro, comenzó a fallar en el colegio, Liliana hizo gala del típico pensamiento dicotómico "si no te va bien en el estudio nunca serás alguien", el joven comenzó a experimentar un cuadro de ansiedad, lo que terminó de agravar aun más el problema académico.LA EXCEPCIÒN A LA REGLANunca enseñamos el valor completo, es decir, con sus limitaciones naturales. Da temor explicarle a un niño que a veces la mentira es necesaria o que en ocasiones la agresión es justificada. Se me dirá, tal como enunciaba Aristóteles, que el valor es un punto medio entre el exceso y el defecto, y así es, pero el justo medio nunca es estático, no está predeterminado,: necesitamos la reflexión, lo condicional, la ética más que la moral. La pedagogía del pusilámine "para que los jóvenes no piensen mal, mejor les quitamos toda posibilidad de pensar por ellos mismos, mejor los encerramos en el pensamiento dicotómico".Pero hay otra opción, flexibilizar la norma a medida que el niño crece. Contar las cosas poco a poco, a su debido tiempo, pero contarlas. Ir en busca de la cordura, lejos de la dogma.PERSONALIZACIÒNa. Punto totalmente externo (fatalismo): "Nada depende de mí"b. Punto totalmente interno (personalización): "Todo depende de mí"c. Punto de control interno racional: "Muchas cosas dependen de mí"De las tres opciones, el punto (c) es el más saludable, ya que se encuentra cerca del punto de control interno pero no en el extremo: "las cosas dependen de mí, pero no todas ni de manera definitiva".Asumir la culpa por todo es una manera de autocastigarse. así cuando empieces a hacerte cargo de todo lo malo, busca también las causas externas. Descéntrate y orienta la atención hacia otros factores ajenos a , que con seguridad intervienen. No te laves las manos, pero tampoco excluyas al mundo, Si el pensamiento personalista se vuelve costumbre, la depresión se instalará en tu vida.PENSAMIENTO REPETITIVO O RUMIADORRumiar hace referencia a la costumbre alimenticia de los animales herbívoros de masticar por segunda vez el alimento, devolviéndolo de la cavidad del estómago donde estuvo almacenado. Por analogía decimos de aquella persona que piensa de manera reiterada y obsesiva la misma cuestión.Aléjate de vez en cuando de los temas que te preocupan, cambia de dial y deja que la mente se reorganice y adquiera una nueva perspectiva. El proceso creativo necesita de un periodo de descanso conocido como "incubación".¿LA PARTE O EL CONJUNTO? DOS ESTILOS DE PENSAMIENTO INCONCLUSOa. cuando se tiene en cuenta sólo una parte del todo y se sacrifica el conjunto (racionalistas/detallistas)Se quedan en los detalles y elimina la percepción del conjunto llegando a resultados parciales y fragmentados. Sobregeneralizan, al llegar a conclusiones generales a partir de incidentes aislados.Pensamiento Racional: Excluyen la subjetividad y la emoción. Suelen ser personas muy lógicas. La emoción le da orientación y motivación al comportamiento, imprime energía y nos ayuda a comunicarnos. b. Cuando se considera solamente el conjunto y se descarta la parte (emocionales/holísticos)Sacrifican los detalles por la totalidad, le creen más a las emociones que a la lógica. Creen ciegamente en la intuición.Pensamiento emocional: Consideran a sus sentimientos y/o emociones como una evidencia de la realidad."Me siento culpable, entonces debo haber hecho algo malo".Obviamente, cualquiera de estos modos llevará a conclusiones incompletas y erróneas que afectarán el comportamiento. Los racionales/detallistas llevados al extremo configuran un cuadro clínico conocido como TOC (trastorno obsesivo compulsivo) y los emocionales/holísticos pueden desarrollar una alteración psicológica reconocida como trastorno de la personalidad histriónica.El balance entre razón y emoción lo puedes lograr haciendo la siguiente simulación. Cada vez que tengas que tomar una decisión lleva el calibrador mental al extremo racional y quédate allí un rato analizando "fríamente" la cuestión. Luego deslízate hacia el polo opuesto de la emoción y concéntrate en "sentir". Realiza este juego (punto y contrapunto) varias veces. Expón las razones lógicas (que te dicta la mente) y las razones emocionales (que te dicta el corazón). Hazlas explicitas y en lo posible intenta integrarlas. Mi experiencia es que las razones lógicas pesan más que las emocionales y nos llevan a cometer menos errores, pero si se combinan con las del afecto puedes matizar tu decisión y hacerla más humana y acorde con tus necesidades. Lo importante es que estés atento a los componentes del conjunto como al conjunto mismo.









Alfabeto emocional

El Dr. Juan Hitzig estudió las características de algunos longevos saludables y concluyó que más allá de las características biológicas, el denominador común de todos ellos radicaba en sus conductas y actitudes.




“Cada pensamiento genera una emoción y cada emoción moviliza un circuito hormonal que tendrá impacto en las 5 trillones de células que forman un organismo –explica–.
Las conductas “S”: serenidad, silencio, sabiduría, sabor, sexo, sueño, sonrisa, promueven secreción de Serotonina,
…mientras que las conductas “R”: resentimiento, rabia, rencor, reproche, resistencias, represión, facilitan la secreción de coRtisol, una hormona coRRosiva para las células, que acelera el envejecimiento.
Las conductas “S” generan actitudes “A”: ánimo, amor, aprecio, amistad, acercamiento.Las conductas “R” por el contrario generan actitudes “D”: depresión, desánimo, desesperación, desolación.
Con solo aprender este alfabeto emocional, lograremos vivir más tiempo y mejor, porque la “mala sangre” (mucho cortisol y poca serotonina) deterioran la salud, posibilitan la enfermedad y aceleran el envejecimiento. El buen humor, en cambio, es clave para la longevidad saludable.”
Que tengas una excelente vida! Plena de serotonina!!!

Las reglas para ser humano


1. Recibirás un cuerpo
Puede ser que te guste o que lo odies, pero será tuyo durante todo el
Tiempo que pases aquí.

2. Aprenderás lecciones
Estás anotado a tiempo completo en una escuela informal que se llama
Vida. Cada día que pases en ella tendrás oportunidad de aprender lecciones.
Puede ser que las lecciones te gusten como que te parezca que no vienen al caso
O que son estúpidas.

3. No hay errores, sólo lecciones
El crecimiento es un proceso de ensayo y error: la experimentación. Los
Experimentos fallidos son parte del proceso en igual medida que los que, en
Última instancia, funcionan.

4. Una lección se repite hasta que está aprendida
Cada lección se te presentará en diversas formas hasta que la hayas
aprendido. Cuando eso suceda podrás pasar a la lección siguiente.

5. El aprendizaje no tiene fin
No hay en la vida ninguna parte que no contenga lecciones. Si estás vivo,
aún te quedan lecciones que aprender.

6. «Allí» no es mejor que «aquí»
Jack Canfield & Mark Victor Hansen Sopa de pollo para el alma
Cuando tu «allí» se ha convertido en un «aquí», simplemente habrás
Obtenido otro «allí» que te parecerá nuevamente mejor que «aquí».

7. Los demás no son más que espejos que te reflejan
No puedes amar ni odiar nada de otra persona a menos que refleje algo que
Tú amas u odias en ti mismo.

8. Lo que hagas de tu vida es cosa tuya
Tienes todas las herramientas y recursos que necesitas, lo que hagas con
Ellos es cosa tuya. La elección es tuya.

9. Tus respuestas están dentro de ti
Las respuestas a las cuestiones de la vida están dentro de ti. Sólo tienes que
Mirar, escuchar y confiar.

10. Te olvidarás de todo esto

11. Puedes recordarlo siempre que quieras

Anónimo



La libertad comienza cuando te das cuenta
de que no eres "el pensador".
En el momento en que empiezas a observar al pensador,
se activa un nivel de conciencia superior.
Entonces te das cuenta de que hay un vasto reino
de inteligencia más allá del pensamiento,
y de que el pensamiento
sólo es una pequeña parte de esa inteligencia.
También te das cuenta de que todas las cosas
verdaderamente importantes
-la belleza, el amor, la creatividad,
la alegría, la paz interna-
surgen de más allá de la mente.

Empiezas a despertar.

Eckhart Tolle



Esta frase la dedico a mi gran amigo Carlos, quien me ayudo a despertar

“Recuerde_ dijo la voz_.Recuerde que siempre es querido. Siempre está protegido y nunca se encuentra solo…También es un ser de luz, de sabiduría, de amor….Nunca le olvidarán. Nunca le pasarán por alto ni dejarán de hacerle caso. Usted no es su cuerpo; no es su cerebro, ni siquiera su mente. Es un espíritu. Lo único que tiene que hacer es despertar al recuerdo, recordar. El espíritu no tiene límites, ni el del cuerpo físico ni el del alcance del intelecto o de la mente”.


Weiss Brian
Frase del libro_”Los mensajes de los sabios”






La meditación ya es una necesidad...

¿Por qué es importante meditar?

¿Para que sirve meditar y qué es meditar?

Poco a poco y cada ves mas nos hemos ido dando cuenta y enterando sobre lo que es la meditación, en los últimos años ha ganado gran popularidad, pero aun no se alcanza a comprender la importancia de esta.
Primero que nada veamos que es meditar. Meditar es la forma de callar a nuestra mente o ego. Al inicio cuesta trabajo porque estamos acostumbrados a dejarnos llevar por la mente, aunque digamos que nosotros somos quienes dominamos nuestros pensamientos, la verdad es que no es así, la mente nos controla como si fuera una persona externa causando reacciones todo el tiempo en nosotros. Por ejemplo al despertarnos en una mañana fría, con un cielo nublado, a las 7:00 a.m. La mente nos dirá siempre, que nos quedemos más tiempo acostados, los típicos 5 minutos más, que en realidad se convierten en 15 o hasta 20 minutos más... Ahí no soy yo quien realmente esta decidiendo que hacer, sino mi mente me dice a mi lo que hago. También cuando voy por la calle y veo a un conocido que parece verme y no me saluda, lo que hago es reaccionar enojado, mi mente me arma toda una historia de porque no me saluda, cuando en realidad la persona va afligida por un problema personal y no me vio. Casi siempre creamos historias en nuestra vida, enjuiciando, sobre lo que están pensando de mí, o diciendo de mí, o haciendo en mi contra, sobre los supuestos enemigos que tengo o la gente que me envidia etc... Y eso, todo eso es la mente, el lorito mental como lo llamo yo que no para, que todo el día habla y dice cosas, y que no hay un solo segundo de paz real en donde esto se detenga, en donde pare de hablar y de pensar o crear cosas que me den paz verdadera... Y precisamente ese momento de quietud es lo que realmente necesitamos con urgencia aunque no nos hayamos dado cuenta; con solo unos minutos al día, de silencio interno, de aquietar la mente, lograríamos una respuesta en nuestro cuerpo físico, mental y emocional que daría por resultado convertirme en una persona mas sana, mas equilibrada, mas relajada, mas feliz, y menos reactiva entre muchas cosas que se ganan con meditar. Él adiestrar o educar a la mente es algo que pocas personas en comparación con la gran cantidad de gente que habita en el planeta, realiza, cuando realmente es algo básico, el control real de nosotros mismos, de nuestro ego y de nuestro juicio que critica sin parar a todos y por todo y no nos deja ser nosotros mismos, no nos da libertad y no nos da la paz tan necesaria que necesitamos y mas en estos días.
El meditar no tiene que ver con ninguna religión, ni creencia o dogma, el meditar es una practica que debería ser tan normal y diaria como lavarse los dientes o bañarse, y que se puede hacer en todas las creencias del mundo y en todas las culturas y edades, es un habito necesario en nuestra vida el darnos al menos 5 minutos de quietud mental, en donde podamos estar en un espacio interno solo con nosotros, y no con la gente, con el bullicio, con las normas, con el estrés, con el que dirán o con el juicio, sino solo en un silencio interno que me de paz y quietud... Estamos tan desacostumbrados a esto que el silencio incluso nos molesta y nos causa miedo, porque no estamos acostumbrados a escuchar a nuestro Ser interior, porque desde que crecemos nos hemos convertido en lo que los demás quieren y se nos ha olvidado quienes somos realmente.
Escrito por: Jan Dael.
Zona Maya
http://www.zonamayaholistico.com/
tel. 0181 11335133. Mty., N. L. México.
(Parte final de: EL LIBRO DE LA SERENIDAD - RAMIRO CALLES)


EJERCICIOS DE MEDITACIÓN PARA LA SERENIDAD

La meditación es una práctica excepcionalmente antigua, utiliza­da para transformar los estados mentales de confusión y desorden en estados de claridad y sabiduría. Es una ejercitación para cultivar metódica y armónicamente la atención, desarrollar la concentra­ción, aprender a pensar y a dejar de pensar, y propiciar un estado anímico de sosiego y contento. La meditación promueve la calma y la lucidez. Como la mente es desarrollable y perfeccionable, se la somete a un ejercicio para que se despliegue y estimule los deno­minados «factores de autodesarrollo» o «iluminación», tales como: la energía, la atención consciente, la ecuanimidad, la indagación de la realidad, el sosiego, el contento y la lucidez.
La meditación, como entrenamiento, exige la detención e in­movilización del cuerpo para facilitar el control sobre la mente. Ésta debe fijarse siempre en un soporte u objeto ya que, sobre todo al principio, tiende a distraerse constantemente. El meditador, con paciencia y ecuanimidad, debe reconducirla una y otra vez al so­porte de la meditación.
Existen muchas clases de meditación (parte de las cuales, las re­ferentes al desarrollo de la energía de amor y compasión, incluimos en El libro del amor), pero en esta obra, por su carácter, explicare­mos las que más tienden a propiciar la calma y la lucidez mental. El lector que esté interesado en conocer mayor número de ejerci­taciones meditacionales puede recurrir a nuestra obra sobre yoga en prensa en esta misma editorial.
La meditación consiste en dedicarnos unos minutos a nosotros mismos, para apaciguamos, recogernos y desconectar del mundo exterior y de la propia agitación de la mente. Se puede meditar sen­tado en el suelo o sobre una silla o taburete, pero es imprescindi­ble:
-Mantener la postura estable y moverse lo menos posible. Cuando sea necesario moverse, debe hacerse con mucha lentitud y atención.
-Vigilar que el tronco y la cabeza estén erguidos.
-Efectuar una respiración preferiblemente nasal y pausada.
Para ejecutar la meditación debe seleccionarse una habitación tranquila y con una luz tenue. Hay que tratar de no ser molestado. Uno debe fijar cuánto tiempo va a dedicar a la meditación, que no debe ser inferior a los quince minutos. La meditación es una nece­sidad específica y nos ayudará a «desacelerar» , desalienar, desau­tomatizar y obtener lo mejor de la mente. El mismo término medi­tación, de acuerdo con su raíz, significa «sanar» y es la misma que la de medicina o medicamento. Sana la mente, drena el subcons­ciente, libera de tensiones y nos enseña a estar en nosotros mismos. La meditación, para que sea lo más eficiente posible, requiere:
-Motivación.
-Esfuerzo correcto.
-Perseverancia.
-Atención consciente.
-Firmeza de mente o ecuanimidad.
A veces, durante la meditación, se presentan estados mentales displacenteros, pero es una buena ocasión para bregar con ellos; es preciso aplicar la ecuanimidad e idos desenraizando.
La meditación es el fecundo cultivo de la mente y del corazón. Es un entrenamiento que nos permite conseguir unos frutos mentales que luego podremos trasladar a la vida cotidiana. Es, pues, un método o banco de pruebas para desarrollar cualidades nobles e ir superando las innobles. Con la práctica asidua, se convierte en una fuente de serenidad y, una vez conquistado este sosiego, es posible mantened o con mayor facilidad en las situaciones cotidianas o in­cluso ante las vicisitudes.
La persona que emprende la vía de la meditación no puede, por supuesto, ejercitar todas las técnicas, pero debe ir descubriendo cuáles se avienen mejor con su naturaleza mental y cuáles le re­portan mayor beneficio y tranquilidad. Lo ideal es trabajar a fondo con tres o cuatro técnicas y profundizar en ellas mediante una práctica frecuente. A menudo es de gran provecho comenzar la se­sión de meditación con unos minutos de atención a la respiración, porque así la mente se concentra y se sosiega, e incluso resulta más sencillo seguir con otros ejercicios. Además, los métodos de aten­ción a la meditación también favorecen toda la fisiología, sedan el sistema nervioso y tranquilizan no sólo el ánimo, sino también el organismo. Como declaraba Buda, «el esfuerzo debe hacerla uno mismo». No hay que desalentarse ni desfallecer, porque la medita­ción transforma en la medida en que se practica. Estimula el ele­mento vigílico y nos va aproximando a nuestro fecundo ángulo de quietud.
A continuación, describimos detalladamente técnicas de medi­tación que propician un estado de concentración, sosiego y ecua­nimidad. Todas ellas son muy antiguas y han demostrado una ex­traordinaria fiabilidad.

La atención a la respiración

Existen múltiples ejercicios de atención a la respiración, que se centran en el proceso respiratorio. La respiración debe ser sosega­da y por la nariz, pero no se requiere ningún tipo de controlo res­tricción sobre la misma.

1. Atención a la sensación táctil del aire
Al entrar y salir por la nariz, el aire produce un toque o roce en algún lado de la nariz. Es la denominada «sensación táctil de la respiración». En este ejercicio, se procede fijando la atención mental en la entrada de los orificios nasales, es decir, en las aletas de la nariz. Una vez detectada la sensación táctil, es necesario mantener la mente bien concentrada en esa sensación, con ausencia, en lo posible, de cualquier otra idea y, si la mente se distrae, corrigiéndola en cuanto uno se percate de ello. Hay que evitar pensamientos o ideas y desarrollar sobre la sensación táctil la atención pura y di­recta. Si en las primeras sesiones el practicante no siente la sensa­ción táctil, mantendrá igualmente fija la atención en las aberturas de la nariz y se observará con concentración la entrada y la salida del aire, evitando reflexiones o divagaciones de cualquier tipo.

2. La atención al punto de encuentro de la inhalación y la exhalación y viceversa
Desconéctate de todo, para enfocarte firmemente sobre la respi­ración. Sigue, con mucha atención, el curso de la inhalación y la exhalación, pero presta todavía más atención, si cabe, para tratar de captar el fugaz momento en el que la inhalación confluye y se fun­de con la exhalación y la exhalación con la inhalación. Libre de ideas y distracciones, se sigue, pues, el curso del aire y se trata de perci­bir con la mayor lucidez posible el punto de confluencia entre la inhalación y la exhalación.

3. La atención a la respiración para tranquilizarse y aflojarse
Fija la atención mental en la respiración. Trata de hacer más len­ta y larga la exhalación. Cada vez que inhales hazlo con mucha atención. Pero la importancia de este ejercicio descansa sobre todo en la exhalación. Al ir exhalando el aire, siente que te sueltas, te re­lajas, te sosiegas y abandonas agradablemente. Insiste en cultivar un estado de calma y laxitud; una sensación de relajación y sosie­go, apoyándose en la exhalación del aire.

4. Atención a la respiración contando
Para algunas personas con una mente muy distraída, éste pue­de ser durante un tiempo un método muy eficaz. Consiste en con­tar las exhalaciones en la medida en que se va acabando de ex­pulsar el aire. Ahí, se toma con mucha atención el aire y al ir fina­lizando la exhalación, se cuenta 1; con la siguiente exhalación, 2..., y así sucesivamente hasta llegar a la para comenzar de nuevo en­tonces la cuenta por 1.

5. Atención a la respiración con visualización de luz dorada
Enfoca la mente sobre la respiración para efectuar este impor­tante ejercicio de tranquilización mediante la visualización de la agradable y relajante luz dorada, con la que han trabajado duran­te miles de años muchos meditadores de Oriente. Imaginando que el aire que tomas es como apacible luz dorada, al inhalar siente que esta energía dorada te calma y pacifica, y al exhalar, mentali­za que esta luz dorada impregna todo tu cuerpo y te otorga un sentimiento profundo de paz, relajación y sosiego.

6. Atención a la respiración para cultivar la cualidad de sosiego
Este ejercicio se puede efectuar seleccionando cualquier cuali­dad positiva, pero por el carácter de nuestra obra elegimos la sere­nidad. Enfócate sobre la respiración y, al inhalar, siente que te sa­turas de una sensación de profundo sosiego y al exhalar mentaliza que sueltas y te liberas de cualquier sensación de agitación o desa­sosiego.

La atención a las sensaciones

Estabilizado el cuerpo y tan inmóvil como sea posible, se lo toma como soporte para enfocar la atención mental. El cuerpo es un ver­dadero hervidero de sensaciones, que unas veces son gratas y otras ingratas, unas burdas y otras sutiles. Se trata de mantener firme­mente canalizada la atención en el cuerpo para ir captando, sin jui­cios de valor y sin reaccionar, las sensaciones que van surgiendo y desvaneciéndose, sean contactos, presiones, entumecimientos, dolores, bloqueos, energías, cosquilleo, radiación, etc. No hay que emitir ningún juicio de valor y debe percibirse tanto como sea po­sible sin reaccionar, esto es, con inquebrantable ecuanimidad. Es conveniente, durante unos segundos, tomar conciencia de la pos­tura (sentado) y luego ir percibiendo muy atentamente cómo dis­curren las sensaciones, sin identificarse con ellas y evitando reac­ciones de apego o aversión.
También se puede desarrollar este ejercicio deslizando el foco de la atención por todas las zonas del cuerpo, lentamente, desde la cima de la cabeza hasta el dedo gordo del pie y viceversa, sintien­do sin reaccionar y moviendo la atención por todo el cuerpo, in­cluso deteniéndola en una zona cuando no se siente para, durante unos instantes, tratar de sentir. Pero no se trata de pensar que se siente ni imaginar, sino sentir o no sentir. Si no se siente, se sabe que no se siente y se sigue con el ejercicio, manteniendo la aten­ción muy clara y evitando reacciones. Con la práctica, cada vez se captan sensaciones más abundantes y sutiles y, mediante este ejer­cicio, se esclarece la percepción, se benefician el cuerpo y la men­te, se eliminan muchos condiciona miento s y se desarrollan la luci­dez y la calma.

La observación inafectada de los pensamientos

Enfoca la atención sobre tu propio espacio mental para ir captan­do, por momentos, los pensamientos que puedan surgir en la men­te, sean ideas, recuerdos, proyectos, estados mentales o emocio­nales, y otros. Debes convertirte en un implacablemente atento espectador de tu mente, pero desidentificándote de lo que discurra por la misma. Sé testigo inafectado de cualquier idea que pase por la mente. No reacciones, no apruebes ni desapruebes; observa. No debes intervenir ni para crear pensamientos ni para suprimirlos. Si la mente se queda en silencio, obsérvala así; cuando comience a operar, observa lo que surge en la misma.
Este ejercicio nos enseña a mantener la calma a pesar de los pensamientos, a desidentificarnos de ellos y a hallar un «centro» de clara y atenta conciencia más imperturbable y serena.

Cortar los pensamientos en su propia raíz

Hemos sido durante muchos años demasiado condescendientes con los pensamientos, sobre todo con los nocivos. Hemos dejado que nos gobiernen y se pongan al servicio de las emociones desa­pacibles y perniciosas. Este ejercicio consiste, precisamente, en ne­gamos a dejamos pensar por los pensamientos. Debes enfocarte sobre tu mente, con extrema atención, y tratar de cortar el pensa­miento en su propia raíz en cuanto se presente. No importa que al cortar un pensamiento surja otro y así sucesivamente, pero hay que evitar que el pensamiento procese y fluya en la mente, configuran­do cadenas de pensamiento o ideaciones. Ya el hecho de estar muy atento a la mente y con la firme determinación de no dejarse pen­sar reduce al mínimo los pensamientos encadenados y suprime el discurso mental. Es un ejercicio extraordinario para enseñamos a pensar y dejar de pensar, en suma, a ir tomando las riendas de nuestros pensamientos y la gobernabilidad de nuestra mente.

La visualización de infinitud

Este ejercicio es muy antiguo y si uno está en el campo puede eje­cutarlo utilizando como soporte la bóveda celeste, pero de no ser así, se hace visualizando la misma.
Visualiza o imagina el firmamento claro, despejado e ilimitado. Deja que todo tu ser se funda con esta imagen y, a través de ella, olvidándote de tus asuntos cotidianos y afanes, recrea un senti­miento de expansión e infinidad, de inmensidad y cosmicidad. Si surgen pensamientos, son como nubecillas que pasan sin arrebatar su atención, que debe estar inmersa en la bóveda celeste, con el sentimiento de olvido del ego y plenitud e infinitud.

Recogimiento y presencia de ser

Estabilizada la posición del cuerpo, trata de ignorar los pensa­mientos y de irte interiorizando. Ni siquiera los combatas, enfoca hacia tu interioridad toda la atención, energía e interés, para irte re­tirando tanto de los afanes exteriores como de los propios procesos mentales. Ve serenándote y entrando más y más en ti mismo, sose­gándote, y creando un espacio interior de profunda tranquilidad y silencio, tratando de que los pensamientos no te saquen de ti mis­mo. Ve recreando ese espacio de silencio y sosiego interior y sin­tiéndote a ti mismo en lo más profundo, no como una idea o con­cepto, sino como una sensación o presencia de ser, desarrollándose así el sentimiento «soy», pero como desnuda sensación de ser. Ve interiorizándote más y más, dejando todo fuera de ti excepto esa presencia de ser, en la que cada día que practiques te irás absor­biendo más y más, hasta lograr un fecundo y renovador estado de paz.

La atención sosegada

Este ejercicio es de especial interés para reeducar la mente y en­señarle el camino directo a enfocarse en el aquí y ahora, en lugar de estar siempre en el antes o el después, el pasado y el futuro. En la medida en que lo practicamos, la mente se toma más controla­da y podemos ejercer este dominio también en nuestras activida­des cotidianas. Es un ejercicio en el que, a diferencia de otros, no hay un soporte definido para la concentración, sino que el soporte es la atención misma. Hay que tratar de estar muy atento, pero a la vez relajado; muy consciente, pero desde el sosiego. De ahí las de­nominaciones que recibe este ejercicio: la atención sosegada; la cal­ma alerta, o similares. La persona tiene que estar atenta a todo, pero a nada en concreto; en suma, permanecer tan vigilante como pueda, con la mente en el aquí y ahora. Cada vez que la mente es­cape, tiene que tratar de retrotraerla aquí y ahora.

Pensamientos y sentimientos de sosiego en todas las direcciones

Buda declaró: «Esparce tus pensamientos amorosos en todas las direcciones». Así lo hemos explicado en nuestra obra El libro del amor, pero el ejercicio puede efectuarse también con el sentimien­to de quietud.
Estabilizada la postura, durante unos minutos sumérgete en la respiración, para ir apartando de la mente toda actividad cotidiana e ir generando un sentimiento de calma profunda. Después, envía­te a ti mismo sentimientos de sosiego y paz. A continuación, envía estos sentimientos y buenos deseos de sosiego hacia los seres más queridos; luego, hacia los seres queridos; hacia las personas indife­rentes; hacia las personas que te resultan antipáticas; hacia los ani­males; hacia las plantas, y hacia todo el universo en todas las di­recciones, con el sentimiento muy íntimo de que «ojalá todos los seres del mundo puedan sentirse sosegados, calmos y dichosos».

EL examen de los estados mentales

Resulta de gran importancia someter la mente a un aséptico exa­men para descubrir y reconocer sus estados perniciosos y poder así esforzarse por desalojados de ella, tomando además lúcida y plena conciencia de cuánto estos estados, muchas veces renuentes y acarreados durante años, nos han provocado una enorme e innecesa­ria masa de sufrimiento a nosotros e incluso a los demás.
Una sabia instrucción declara: «Si no descubres dónde está la espina, no podrás sacártela». Si no somos plenamente conscientes de la masa de innecesario sufrimiento mental que nos han genera­do estos estados, no nos decidiremos a liberamos de ellos. Cada persona tiene que descubrir sus estados mentales insano s y más enraizados y ver cuánto sufrimiento han generado y, asimismo, cómo surgen y atrapan a la persona, sometiéndola a ofuscación, debilitamiento psíquico, empañamiento de la conciencia y altera­ción interna. La intensidad de estos estados varía según la persona. Tenemos que ir viendo cómo se repiten y con cuánta intensidad y los múltiples problemas de todo orden que generan. Reconocién­dolos, estaremos en mejor disposición para irnos sustrayendo a su poderosa influencia.
Son estados perniciosos, entre otros: la codicia, el apego, el odio, la ira, la soberbia, la infatuación, el egocentrismo excesivo, la envidia, los celos y la malevolencia. Todos ellos, indudablemente, nos roban la paz interior. Pero el examen al que nos referimos nada tiene que ver con el clásico examen de conciencia, pues en este caso debemos evitar por completo tanto la autorrecriminación o autoculpa como la justificación o pretexto.
A modo de conclusión, citaré unas significativas palabras de Ni­sargadatta cuya esencia deberíamos imprimir en el trasfondo de nuestra conciencia. Dicen:
«El mayor maestro es tu yo interior. Es el dueño supremo. Es el único que puede llevarte a tu meta y el único que te acogerá al final del camino. Confía en él y no tendrás necesidad de ningún maestro exterior. Pero, te repito, necesitarás un firme deseo de encontrarIo y no hacer nada que pueda crear obstáculos o producir retrasos. No malgastes tu energía y tu tiempo con remordimientos. Tus errores deben servirte de enseñanza: no los repitas».

(Ramiro Calles)