Las reglas para ser humano
1. Recibirás un cuerpo
Puede ser que te guste o que lo odies, pero será tuyo durante todo el
Tiempo que pases aquí.
2. Aprenderás lecciones
Estás anotado a tiempo completo en una escuela informal que se llama
Vida. Cada día que pases en ella tendrás oportunidad de aprender lecciones.
Puede ser que las lecciones te gusten como que te parezca que no vienen al caso
O que son estúpidas.
3. No hay errores, sólo lecciones
El crecimiento es un proceso de ensayo y error: la experimentación. Los
Experimentos fallidos son parte del proceso en igual medida que los que, en
Última instancia, funcionan.
4. Una lección se repite hasta que está aprendida
Cada lección se te presentará en diversas formas hasta que la hayas
aprendido. Cuando eso suceda podrás pasar a la lección siguiente.
5. El aprendizaje no tiene fin
No hay en la vida ninguna parte que no contenga lecciones. Si estás vivo,
aún te quedan lecciones que aprender.
6. «Allí» no es mejor que «aquí»
Jack Canfield & Mark Victor Hansen Sopa de pollo para el alma
Cuando tu «allí» se ha convertido en un «aquí», simplemente habrás
Obtenido otro «allí» que te parecerá nuevamente mejor que «aquí».
7. Los demás no son más que espejos que te reflejan
No puedes amar ni odiar nada de otra persona a menos que refleje algo que
Tú amas u odias en ti mismo.
8. Lo que hagas de tu vida es cosa tuya
Tienes todas las herramientas y recursos que necesitas, lo que hagas con
Ellos es cosa tuya. La elección es tuya.
9. Tus respuestas están dentro de ti
Las respuestas a las cuestiones de la vida están dentro de ti. Sólo tienes que
Mirar, escuchar y confiar.
10. Te olvidarás de todo esto
11. Puedes recordarlo siempre que quieras
Anónimo
La libertad comienza cuando te das cuenta
de que no eres "el pensador".
En el momento en que empiezas a observar al pensador,
se activa un nivel de conciencia superior.
Entonces te das cuenta de que hay un vasto reino
de inteligencia más allá del pensamiento,
y de que el pensamiento
sólo es una pequeña parte de esa inteligencia.
También te das cuenta de que todas las cosas
verdaderamente importantes
-la belleza, el amor, la creatividad,
la alegría, la paz interna-
surgen de más allá de la mente.
Empiezas a despertar.
Eckhart Tolle
Esta frase la dedico a mi gran amigo Carlos, quien me ayudo a despertar
“Recuerde_ dijo la voz_.Recuerde que siempre es querido. Siempre está protegido y nunca se encuentra solo…También es un ser de luz, de sabiduría, de amor….Nunca le olvidarán. Nunca le pasarán por alto ni dejarán de hacerle caso. Usted no es su cuerpo; no es su cerebro, ni siquiera su mente. Es un espíritu. Lo único que tiene que hacer es despertar al recuerdo, recordar. El espíritu no tiene límites, ni el del cuerpo físico ni el del alcance del intelecto o de la mente”.
Weiss Brian
Frase del libro_”Los mensajes de los sabios”
La meditación ya es una necesidad...
¿Por qué es importante meditar?
¿Para que sirve meditar y qué es meditar?
Poco a poco y cada ves mas nos hemos ido dando cuenta y enterando sobre lo que es la meditación, en los últimos años ha ganado gran popularidad, pero aun no se alcanza a comprender la importancia de esta.
Primero que nada veamos que es meditar. Meditar es la forma de callar a nuestra mente o ego. Al inicio cuesta trabajo porque estamos acostumbrados a dejarnos llevar por la mente, aunque digamos que nosotros somos quienes dominamos nuestros pensamientos, la verdad es que no es así, la mente nos controla como si fuera una persona externa causando reacciones todo el tiempo en nosotros. Por ejemplo al despertarnos en una mañana fría, con un cielo nublado, a las 7:00 a.m. La mente nos dirá siempre, que nos quedemos más tiempo acostados, los típicos 5 minutos más, que en realidad se convierten en 15 o hasta 20 minutos más... Ahí no soy yo quien realmente esta decidiendo que hacer, sino mi mente me dice a mi lo que hago. También cuando voy por la calle y veo a un conocido que parece verme y no me saluda, lo que hago es reaccionar enojado, mi mente me arma toda una historia de porque no me saluda, cuando en realidad la persona va afligida por un problema personal y no me vio. Casi siempre creamos historias en nuestra vida, enjuiciando, sobre lo que están pensando de mí, o diciendo de mí, o haciendo en mi contra, sobre los supuestos enemigos que tengo o la gente que me envidia etc... Y eso, todo eso es la mente, el lorito mental como lo llamo yo que no para, que todo el día habla y dice cosas, y que no hay un solo segundo de paz real en donde esto se detenga, en donde pare de hablar y de pensar o crear cosas que me den paz verdadera... Y precisamente ese momento de quietud es lo que realmente necesitamos con urgencia aunque no nos hayamos dado cuenta; con solo unos minutos al día, de silencio interno, de aquietar la mente, lograríamos una respuesta en nuestro cuerpo físico, mental y emocional que daría por resultado convertirme en una persona mas sana, mas equilibrada, mas relajada, mas feliz, y menos reactiva entre muchas cosas que se ganan con meditar. Él adiestrar o educar a la mente es algo que pocas personas en comparación con la gran cantidad de gente que habita en el planeta, realiza, cuando realmente es algo básico, el control real de nosotros mismos, de nuestro ego y de nuestro juicio que critica sin parar a todos y por todo y no nos deja ser nosotros mismos, no nos da libertad y no nos da la paz tan necesaria que necesitamos y mas en estos días.
El meditar no tiene que ver con ninguna religión, ni creencia o dogma, el meditar es una practica que debería ser tan normal y diaria como lavarse los dientes o bañarse, y que se puede hacer en todas las creencias del mundo y en todas las culturas y edades, es un habito necesario en nuestra vida el darnos al menos 5 minutos de quietud mental, en donde podamos estar en un espacio interno solo con nosotros, y no con la gente, con el bullicio, con las normas, con el estrés, con el que dirán o con el juicio, sino solo en un silencio interno que me de paz y quietud... Estamos tan desacostumbrados a esto que el silencio incluso nos molesta y nos causa miedo, porque no estamos acostumbrados a escuchar a nuestro Ser interior, porque desde que crecemos nos hemos convertido en lo que los demás quieren y se nos ha olvidado quienes somos realmente.
Escrito por: Jan Dael.
Zona Maya
http://www.zonamayaholistico.com/tel. 0181 11335133. Mty., N. L. México.
(Parte final de: EL LIBRO DE LA SERENIDAD - RAMIRO CALLES)
EJERCICIOS DE MEDITACIÓN PARA LA SERENIDAD
La meditación es una práctica excepcionalmente antigua, utilizada para transformar los estados mentales de confusión y desorden en estados de claridad y sabiduría. Es una ejercitación para cultivar metódica y armónicamente la atención, desarrollar la concentración, aprender a pensar y a dejar de pensar, y propiciar un estado anímico de sosiego y contento. La meditación promueve la calma y la lucidez. Como la mente es desarrollable y perfeccionable, se la somete a un ejercicio para que se despliegue y estimule los denominados «factores de autodesarrollo» o «iluminación», tales como: la energía, la atención consciente, la ecuanimidad, la indagación de la realidad, el sosiego, el contento y la lucidez.
La meditación, como entrenamiento, exige la detención e inmovilización del cuerpo para facilitar el control sobre la mente. Ésta debe fijarse siempre en un soporte u objeto ya que, sobre todo al principio, tiende a distraerse constantemente. El meditador, con paciencia y ecuanimidad, debe reconducirla una y otra vez al soporte de la meditación.
Existen muchas clases de meditación (parte de las cuales, las referentes al desarrollo de la energía de amor y compasión, incluimos en El libro del amor), pero en esta obra, por su carácter, explicaremos las que más tienden a propiciar la calma y la lucidez mental. El lector que esté interesado en conocer mayor número de ejercitaciones meditacionales puede recurrir a nuestra obra sobre yoga en prensa en esta misma editorial.
La meditación consiste en dedicarnos unos minutos a nosotros mismos, para apaciguamos, recogernos y desconectar del mundo exterior y de la propia agitación de la mente. Se puede meditar sentado en el suelo o sobre una silla o taburete, pero es imprescindible:
-Mantener la postura estable y moverse lo menos posible. Cuando sea necesario moverse, debe hacerse con mucha lentitud y atención.
-Vigilar que el tronco y la cabeza estén erguidos.
-Efectuar una respiración preferiblemente nasal y pausada.
Para ejecutar la meditación debe seleccionarse una habitación tranquila y con una luz tenue. Hay que tratar de no ser molestado. Uno debe fijar cuánto tiempo va a dedicar a la meditación, que no debe ser inferior a los quince minutos. La meditación es una necesidad específica y nos ayudará a «desacelerar» , desalienar, desautomatizar y obtener lo mejor de la mente. El mismo término meditación, de acuerdo con su raíz, significa «sanar» y es la misma que la de medicina o medicamento. Sana la mente, drena el subconsciente, libera de tensiones y nos enseña a estar en nosotros mismos. La meditación, para que sea lo más eficiente posible, requiere:
-Motivación.
-Esfuerzo correcto.
-Perseverancia.
-Atención consciente.
-Firmeza de mente o ecuanimidad.
A veces, durante la meditación, se presentan estados mentales displacenteros, pero es una buena ocasión para bregar con ellos; es preciso aplicar la ecuanimidad e idos desenraizando.
La meditación es el fecundo cultivo de la mente y del corazón. Es un entrenamiento que nos permite conseguir unos frutos mentales que luego podremos trasladar a la vida cotidiana. Es, pues, un método o banco de pruebas para desarrollar cualidades nobles e ir superando las innobles. Con la práctica asidua, se convierte en una fuente de serenidad y, una vez conquistado este sosiego, es posible mantened o con mayor facilidad en las situaciones cotidianas o incluso ante las vicisitudes.
La persona que emprende la vía de la meditación no puede, por supuesto, ejercitar todas las técnicas, pero debe ir descubriendo cuáles se avienen mejor con su naturaleza mental y cuáles le reportan mayor beneficio y tranquilidad. Lo ideal es trabajar a fondo con tres o cuatro técnicas y profundizar en ellas mediante una práctica frecuente. A menudo es de gran provecho comenzar la sesión de meditación con unos minutos de atención a la respiración, porque así la mente se concentra y se sosiega, e incluso resulta más sencillo seguir con otros ejercicios. Además, los métodos de atención a la meditación también favorecen toda la fisiología, sedan el sistema nervioso y tranquilizan no sólo el ánimo, sino también el organismo. Como declaraba Buda, «el esfuerzo debe hacerla uno mismo». No hay que desalentarse ni desfallecer, porque la meditación transforma en la medida en que se practica. Estimula el elemento vigílico y nos va aproximando a nuestro fecundo ángulo de quietud.
A continuación, describimos detalladamente técnicas de meditación que propician un estado de concentración, sosiego y ecuanimidad. Todas ellas son muy antiguas y han demostrado una extraordinaria fiabilidad.
La atención a la respiración
Existen múltiples ejercicios de atención a la respiración, que se centran en el proceso respiratorio. La respiración debe ser sosegada y por la nariz, pero no se requiere ningún tipo de controlo restricción sobre la misma.
1. Atención a la sensación táctil del aire
Al entrar y salir por la nariz, el aire produce un toque o roce en algún lado de la nariz. Es la denominada «sensación táctil de la respiración». En este ejercicio, se procede fijando la atención mental en la entrada de los orificios nasales, es decir, en las aletas de la nariz. Una vez detectada la sensación táctil, es necesario mantener la mente bien concentrada en esa sensación, con ausencia, en lo posible, de cualquier otra idea y, si la mente se distrae, corrigiéndola en cuanto uno se percate de ello. Hay que evitar pensamientos o ideas y desarrollar sobre la sensación táctil la atención pura y directa. Si en las primeras sesiones el practicante no siente la sensación táctil, mantendrá igualmente fija la atención en las aberturas de la nariz y se observará con concentración la entrada y la salida del aire, evitando reflexiones o divagaciones de cualquier tipo.
2. La atención al punto de encuentro de la inhalación y la exhalación y viceversa
Desconéctate de todo, para enfocarte firmemente sobre la respiración. Sigue, con mucha atención, el curso de la inhalación y la exhalación, pero presta todavía más atención, si cabe, para tratar de captar el fugaz momento en el que la inhalación confluye y se funde con la exhalación y la exhalación con la inhalación. Libre de ideas y distracciones, se sigue, pues, el curso del aire y se trata de percibir con la mayor lucidez posible el punto de confluencia entre la inhalación y la exhalación.
3. La atención a la respiración para tranquilizarse y aflojarse
Fija la atención mental en la respiración. Trata de hacer más lenta y larga la exhalación. Cada vez que inhales hazlo con mucha atención. Pero la importancia de este ejercicio descansa sobre todo en la exhalación. Al ir exhalando el aire, siente que te sueltas, te relajas, te sosiegas y abandonas agradablemente. Insiste en cultivar un estado de calma y laxitud; una sensación de relajación y sosiego, apoyándose en la exhalación del aire.
4. Atención a la respiración contando
Para algunas personas con una mente muy distraída, éste puede ser durante un tiempo un método muy eficaz. Consiste en contar las exhalaciones en la medida en que se va acabando de expulsar el aire. Ahí, se toma con mucha atención el aire y al ir finalizando la exhalación, se cuenta 1; con la siguiente exhalación, 2..., y así sucesivamente hasta llegar a la para comenzar de nuevo entonces la cuenta por 1.
5. Atención a la respiración con visualización de luz dorada
Enfoca la mente sobre la respiración para efectuar este importante ejercicio de tranquilización mediante la visualización de la agradable y relajante luz dorada, con la que han trabajado durante miles de años muchos meditadores de Oriente. Imaginando que el aire que tomas es como apacible luz dorada, al inhalar siente que esta energía dorada te calma y pacifica, y al exhalar, mentaliza que esta luz dorada impregna todo tu cuerpo y te otorga un sentimiento profundo de paz, relajación y sosiego.
6. Atención a la respiración para cultivar la cualidad de sosiego
Este ejercicio se puede efectuar seleccionando cualquier cualidad positiva, pero por el carácter de nuestra obra elegimos la serenidad. Enfócate sobre la respiración y, al inhalar, siente que te saturas de una sensación de profundo sosiego y al exhalar mentaliza que sueltas y te liberas de cualquier sensación de agitación o desasosiego.
La atención a las sensaciones
Estabilizado el cuerpo y tan inmóvil como sea posible, se lo toma como soporte para enfocar la atención mental. El cuerpo es un verdadero hervidero de sensaciones, que unas veces son gratas y otras ingratas, unas burdas y otras sutiles. Se trata de mantener firmemente canalizada la atención en el cuerpo para ir captando, sin juicios de valor y sin reaccionar, las sensaciones que van surgiendo y desvaneciéndose, sean contactos, presiones, entumecimientos, dolores, bloqueos, energías, cosquilleo, radiación, etc. No hay que emitir ningún juicio de valor y debe percibirse tanto como sea posible sin reaccionar, esto es, con inquebrantable ecuanimidad. Es conveniente, durante unos segundos, tomar conciencia de la postura (sentado) y luego ir percibiendo muy atentamente cómo discurren las sensaciones, sin identificarse con ellas y evitando reacciones de apego o aversión.
También se puede desarrollar este ejercicio deslizando el foco de la atención por todas las zonas del cuerpo, lentamente, desde la cima de la cabeza hasta el dedo gordo del pie y viceversa, sintiendo sin reaccionar y moviendo la atención por todo el cuerpo, incluso deteniéndola en una zona cuando no se siente para, durante unos instantes, tratar de sentir. Pero no se trata de pensar que se siente ni imaginar, sino sentir o no sentir. Si no se siente, se sabe que no se siente y se sigue con el ejercicio, manteniendo la atención muy clara y evitando reacciones. Con la práctica, cada vez se captan sensaciones más abundantes y sutiles y, mediante este ejercicio, se esclarece la percepción, se benefician el cuerpo y la mente, se eliminan muchos condiciona miento s y se desarrollan la lucidez y la calma.
La observación inafectada de los pensamientos
Enfoca la atención sobre tu propio espacio mental para ir captando, por momentos, los pensamientos que puedan surgir en la mente, sean ideas, recuerdos, proyectos, estados mentales o emocionales, y otros. Debes convertirte en un implacablemente atento espectador de tu mente, pero desidentificándote de lo que discurra por la misma. Sé testigo inafectado de cualquier idea que pase por la mente. No reacciones, no apruebes ni desapruebes; observa. No debes intervenir ni para crear pensamientos ni para suprimirlos. Si la mente se queda en silencio, obsérvala así; cuando comience a operar, observa lo que surge en la misma.
Este ejercicio nos enseña a mantener la calma a pesar de los pensamientos, a desidentificarnos de ellos y a hallar un «centro» de clara y atenta conciencia más imperturbable y serena.
Cortar los pensamientos en su propia raíz
Hemos sido durante muchos años demasiado condescendientes con los pensamientos, sobre todo con los nocivos. Hemos dejado que nos gobiernen y se pongan al servicio de las emociones desapacibles y perniciosas. Este ejercicio consiste, precisamente, en negamos a dejamos pensar por los pensamientos. Debes enfocarte sobre tu mente, con extrema atención, y tratar de cortar el pensamiento en su propia raíz en cuanto se presente. No importa que al cortar un pensamiento surja otro y así sucesivamente, pero hay que evitar que el pensamiento procese y fluya en la mente, configurando cadenas de pensamiento o ideaciones. Ya el hecho de estar muy atento a la mente y con la firme determinación de no dejarse pensar reduce al mínimo los pensamientos encadenados y suprime el discurso mental. Es un ejercicio extraordinario para enseñamos a pensar y dejar de pensar, en suma, a ir tomando las riendas de nuestros pensamientos y la gobernabilidad de nuestra mente.
La visualización de infinitud
Este ejercicio es muy antiguo y si uno está en el campo puede ejecutarlo utilizando como soporte la bóveda celeste, pero de no ser así, se hace visualizando la misma.
Visualiza o imagina el firmamento claro, despejado e ilimitado. Deja que todo tu ser se funda con esta imagen y, a través de ella, olvidándote de tus asuntos cotidianos y afanes, recrea un sentimiento de expansión e infinidad, de inmensidad y cosmicidad. Si surgen pensamientos, son como nubecillas que pasan sin arrebatar su atención, que debe estar inmersa en la bóveda celeste, con el sentimiento de olvido del ego y plenitud e infinitud.
Recogimiento y presencia de ser
Estabilizada la posición del cuerpo, trata de ignorar los pensamientos y de irte interiorizando. Ni siquiera los combatas, enfoca hacia tu interioridad toda la atención, energía e interés, para irte retirando tanto de los afanes exteriores como de los propios procesos mentales. Ve serenándote y entrando más y más en ti mismo, sosegándote, y creando un espacio interior de profunda tranquilidad y silencio, tratando de que los pensamientos no te saquen de ti mismo. Ve recreando ese espacio de silencio y sosiego interior y sintiéndote a ti mismo en lo más profundo, no como una idea o concepto, sino como una sensación o presencia de ser, desarrollándose así el sentimiento «soy», pero como desnuda sensación de ser. Ve interiorizándote más y más, dejando todo fuera de ti excepto esa presencia de ser, en la que cada día que practiques te irás absorbiendo más y más, hasta lograr un fecundo y renovador estado de paz.
La atención sosegada
Este ejercicio es de especial interés para reeducar la mente y enseñarle el camino directo a enfocarse en el aquí y ahora, en lugar de estar siempre en el antes o el después, el pasado y el futuro. En la medida en que lo practicamos, la mente se toma más controlada y podemos ejercer este dominio también en nuestras actividades cotidianas. Es un ejercicio en el que, a diferencia de otros, no hay un soporte definido para la concentración, sino que el soporte es la atención misma. Hay que tratar de estar muy atento, pero a la vez relajado; muy consciente, pero desde el sosiego. De ahí las denominaciones que recibe este ejercicio: la atención sosegada; la calma alerta, o similares. La persona tiene que estar atenta a todo, pero a nada en concreto; en suma, permanecer tan vigilante como pueda, con la mente en el aquí y ahora. Cada vez que la mente escape, tiene que tratar de retrotraerla aquí y ahora.
Pensamientos y sentimientos de sosiego en todas las direcciones
Buda declaró: «Esparce tus pensamientos amorosos en todas las direcciones». Así lo hemos explicado en nuestra obra El libro del amor, pero el ejercicio puede efectuarse también con el sentimiento de quietud.
Estabilizada la postura, durante unos minutos sumérgete en la respiración, para ir apartando de la mente toda actividad cotidiana e ir generando un sentimiento de calma profunda. Después, envíate a ti mismo sentimientos de sosiego y paz. A continuación, envía estos sentimientos y buenos deseos de sosiego hacia los seres más queridos; luego, hacia los seres queridos; hacia las personas indiferentes; hacia las personas que te resultan antipáticas; hacia los animales; hacia las plantas, y hacia todo el universo en todas las direcciones, con el sentimiento muy íntimo de que «ojalá todos los seres del mundo puedan sentirse sosegados, calmos y dichosos».
EL examen de los estados mentales
Resulta de gran importancia someter la mente a un aséptico examen para descubrir y reconocer sus estados perniciosos y poder así esforzarse por desalojados de ella, tomando además lúcida y plena conciencia de cuánto estos estados, muchas veces renuentes y acarreados durante años, nos han provocado una enorme e innecesaria masa de sufrimiento a nosotros e incluso a los demás.
Una sabia instrucción declara: «Si no descubres dónde está la espina, no podrás sacártela». Si no somos plenamente conscientes de la masa de innecesario sufrimiento mental que nos han generado estos estados, no nos decidiremos a liberamos de ellos. Cada persona tiene que descubrir sus estados mentales insano s y más enraizados y ver cuánto sufrimiento han generado y, asimismo, cómo surgen y atrapan a la persona, sometiéndola a ofuscación, debilitamiento psíquico, empañamiento de la conciencia y alteración interna. La intensidad de estos estados varía según la persona. Tenemos que ir viendo cómo se repiten y con cuánta intensidad y los múltiples problemas de todo orden que generan. Reconociéndolos, estaremos en mejor disposición para irnos sustrayendo a su poderosa influencia.
Son estados perniciosos, entre otros: la codicia, el apego, el odio, la ira, la soberbia, la infatuación, el egocentrismo excesivo, la envidia, los celos y la malevolencia. Todos ellos, indudablemente, nos roban la paz interior. Pero el examen al que nos referimos nada tiene que ver con el clásico examen de conciencia, pues en este caso debemos evitar por completo tanto la autorrecriminación o autoculpa como la justificación o pretexto.
A modo de conclusión, citaré unas significativas palabras de Nisargadatta cuya esencia deberíamos imprimir en el trasfondo de nuestra conciencia. Dicen:
«El mayor maestro es tu yo interior. Es el dueño supremo. Es el único que puede llevarte a tu meta y el único que te acogerá al final del camino. Confía en él y no tendrás necesidad de ningún maestro exterior. Pero, te repito, necesitarás un firme deseo de encontrarIo y no hacer nada que pueda crear obstáculos o producir retrasos. No malgastes tu energía y tu tiempo con remordimientos. Tus errores deben servirte de enseñanza: no los repitas».
(Ramiro Calles)